30 Apr
CAPITULO XXIV

Hay algo que da esplendor a cuanto existe y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina…

  • Cuando Meryem despertó estaba en el hospital, llevaba inconsciente tres días, estaba  con Adrián, el profesor, el inspector de policía, su padre y algunas enfermeras. Ya todo se había resuelto, un conductor que iba por la carretera escuchó los disparos en el invernadero y alertó a la policía, la guarda civil detuvo a la banda de Abdel Azid y, con los informes que ya habían elaborado, Yunan fue capaz de salir libre de la cárcel. Una vez en casa, Yunan y Pablo le dijeron a Meryem lo que habían planeado para ella, su padre se regresaría en busca de su madre y hermana, pero ella debía de quedarse con el profesor para poder tener una vida digna y un futuro; Yunan prometió regresar algún día y reunirse todos como familia nuevamente. Pasaron alrededor de diez años, Meryem se graduó de la carrera de derecho y se casó con Adrián, hace mucho tiempo había dejado de recibir cartas de su padre así que decidieron emprender un viaje en su búsqueda. Recorrieron Tánger, Kidal, Tombuctú y finalmente el Nesft. Su tío Samir había quedado en cama permanentemente acompañado de un gato y por una mujer de mediana edad, Pelinor dejó de ser gobernador y se casó nuevamente con alguien mucho más joven, Aruma seguía siendo su cocinera, pero también gobernanta, capataz y de todo. En Tumbuctú, se encontraron al hombre que le compraba las pieles a Yunan, este les dijo que nadie había tenido noticias de él, pues estuvo viviendo un tiempo ahí, pero al final se mudó al Nesft solo y ahora cuenta la leyenda que vive en el desierto, defendiendo a los inocentes de los males que hay aquí. Finalmente, llegaron a Nesft, donde ya no quedaba nada pues todo se lo había comido la arena, así que Meryem prefirió no desenterrar lo que ya estaba bajo tierra.
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