30 Apr
CAPITULO XXII

Es mejor mantener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda.

  • Finalmente llegó el día de ir a la cárcel a ver a Yunan, Meryem estaba muy nerviosa, pero, afortunadamente, el plan del consejo resultó como lo esperaban. Una joven árabe le entregó su documentación y permiso de residencia, también le dio un pañuelo para que se cubriera su rostro y, con la ayuda de las demás mujeres árabes que estaban en el grupo para ingresar a la cárcel, pudo lograrlo con éxito. Aunque Meryem hubiera preferido no haber entrado nunca y haberse ahogado en el estrecho porque nunca hubiera estado lista para ver a su padre, el tuareg, tan humillado y desmoralizado como en ese momento. Él le preguntó cómo había llegado hasta ahí y qué había sido de su mamá y hermana, Meryem intentó ser prudente con las partes de la historia que le contaba, no le comentó el incidente del automóvil ni que su madre la había abandonado, pero su papá en el fondo sabía que le ocultaba cosas. Yunan le insistió varias veces que debía de irse de Almería, era un terreno muy peligroso para ella y estaba en riesgo, ella ya estaba consciente de esto, pero no se iría sin él.
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