Al perro que tiene dinero se le llama señor perro.
- Mientras Pablo y Meryem esperaban a que los fueran a traer, ella observó una realidad que no había divisado antes, niños vendiendo dulces en las calles y pidiendo limosnas. Hasta el momento, Meryem pensaba que todos los niños iban a la escuela y tenían una buena vida como lo tuvo en el albergue, donde no le faltó nada, pero se dio cuenta que no era así, que muchos tienen que buscarse la vida. Son dos realidades distintas que a veces las personas prefieren negar o simplemente ser indiferentes. Al pasar un rato, llegó el hijo de Pablo, Adrián, en una camioneta. Cuando Pablo le presentó a Meryem le brindó un saludo muy seco, por lo cual ella lo consideró engreído. Una vez en el carro, Adrián le preguntó a Meryem sobre ella, resultándole agradable y simpático, cuando sin darse cuenta, tuvo la misma sensación en el estómago que había sentido con Harun. Pablo le dijo a la joven tuareg que iniciarían su búsqueda en unas comunidades musulmanes las cuales le son familiares y, por último recurso, asistirían donde Abdel Azid, pues era un mafioso y manipulador que todo mundo temía. Al llegar a la casa que se encontraba en la cima de un barranco, Meryem volvió a ver la majestuosidad del océano y recordó como vio a Alí desaparecer ante él; tuvo una pequeña conversación con Adrián en la cual se interesaron mutuamente por su vida amorosa. La casa era bonita, pero estaba desarreglada, no se podía esperar mucho de dos hombres viviendo solos, Adrián le confesó a la tuareg que desde que su madre falleció, su padre intentaba hacerlas tanto de padre como de padre. Luego, Meryem le dijo a él lo que sucedió con su madre y como la abandonó. Esa conversación acabó cuando fueron a cenar.