Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría.
- Cuando llegaron al punto de salida de la pequeña embarcación de Ahmed, Meryem se dio cuenta que había una multitud de personas de todo tipo esperando para abordarlo, demasiados para la capacidad del barco, pero esto al capitán no le importaba. Ahmed sentó a Meryem junto a su cuidador, Alí, un joven que ya ha hecho ese recorrido varias veces, pero nunca lo han dejado cruzar la frontera. Meryem seguía anonadada por el océano, aun de noche cuando no observaba nada, sentía cada sombra como un poder oculto. Todo iba normal hasta que empezaron a oir el sonido de una embarcación, era un gigantesco portacontenedores que se aproximaba a toda velocidad contra ellos sin siquiera percatarse de su presencia. Ahmed aumentó la velocidad al máximo y logró hacer unas maniobras para esquivar el enorme barco, pero todo empeoró por las fuertes olas que ocasionaron los motores de este último. Meryem salió disparada al aire y cayendo en la fría agua, se iba a ahogar de no ser por Alí quien la rescató y arrojó a su embarcación que yacía boca arriba. Lastimosamente, se formó un torbellino en el océano del cual él ya no pudo combatir más y terminó succionándolo. Meryem se aferró del bote con toda su fuerza, gritaba por ayuda, pero nadie le contestó, estaba completamente sola y a la deriva en medio de la noche. Entonces, después de haber perdido toda esperanza, escuchó el sonido de un barco aproximándose, temió que fuera otro gigantesco portacontenedores y la aplastara, pero se tranquilizó al percatarse que desaceleraron al estar cerca. Tres hombres eran parte de esta nueva embarcación, alumbraron a la joven con una linterna y le comandaron unas órdenes para subir a su barco, las cuales fueron imposibles de realizar para Meryem, así que tuvieron que ir por ella y sacarla del náufrago. Después, ella no pudo resistir más, y se desvaneció.