30 Apr
CAPITULO VI

Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación. 

  • Meryem recorrió los pasillos del palacio que le indicó Aruma, pues ella desconocía esas zonas, finalmente logró salir al jardín sin ningún problema, pero escuchó voces de guardias provenientes de la cima del muro, eran centinelas, y si la descubrían la mandarían de regreso. Continuo con mucho cuidado y con gran temor de ser descubierta, pero no se detuvo para regresar, no sabiendo que su muerte estaba casi asegurada si volvía. Una vez fuera del perímetro del palacio, tenía que ser precavida ya que los guardias del gobernador usualmente patrullan la cuidad por la noche, debido a esto no pudo irse a la estación de buses y siguió caminando hasta las afueras de la cuidad, donde, accidentalmente, se quedó dormida. Soñó con las niñas de la revista de su tío Samir, hasta que un señor la despertó, primero ella pensó que era Abu Yunan pero no lo fue. El señor se ofreció a llevarla en su camioneta cargada de cabras y ovejas, mientras iban en camino el señor le contó a Meryem que él conocía a su abuelo y que habían sido compañeros de viaje. Finalmente, llegaron al destino del anciano, el oasis de Nesft aún permanecía algo distante, pero Meryem echó a andar en dirección a los montes del horizonte que eran su hogar.

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